miércoles, 27 de junio de 2007

Cuento de verano 12ª parte.

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lengüetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arlés con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre recuerdo esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)



Continuaba en el suelo imantada más que tendida. La tierra tiraba de ella en una postura que milagrosamente había pasado a ser cómoda. Qué acrobacia es el sexo, habían comentado alguna vez en esas tardes largas de verano en el apartamento de Arlés. En el sexo todo es cómodo, sí, aunque no creas, a veces me pegan unos tirones, decía él mientras con una mano se señala la bragueta. Reían, eran tiempos de risa. Un ruido intermitente de debajo del sillón la fue trayendo a la vida, a la otra, la de la distancia en la que vivían desde la decisión ¿era necesaria? comentaban cada tarde cuando hablaban. Ah, el inalámbrico, se ha quedado descolgado, una sonrisa acompañó a la mano que se extendía con languidez por debajo de las patas a la altura de sus narices… ya me extrañaba, y le dio a repetir llamada. Sonó un rato. Lo imaginaba como tantas veces lo había visto, desprovisto del alma y de materia, en el limbo de los líquidos que esta vez venían acompañados de sangre, su herida, sí, la foto, ah sí la falda, la tierra, los pantalones, quítate… En el silencio al otro lado habían descolgado...hinnn, no me quieres ya, ya no me llamas después de hacer el amor. ¿Me oyes? ¿despiertas? ey, sigo aquí, no me digas que andas tirado todavía, porque… yo también… Sí, se oyó con una sequedad más que de boca. Pues si estás ahí, querido, dime de nuevo, dímelo, no es verdad que aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla, una isla de entre los fantasmas, como siempre pensamos, dime ¿aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla? (Pilar)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

Debían ser mis pasos y debía ser verano señor inspector,sí, esa mancha, la loseta ensangrentada, la falda blanca que hacía unos instantes besaba y abrazaba, mojaba entre sudor y semen, esa que escondía entre los muslos unos momentos antes, colgaba del televisor como antesala para el gran espectáculo de mirarla de nuevo, ajena, insinuante, lánguida.

...tengo sed, necesito algo de beber...un cigarrillo...

Entró de golpe una bocanada de viento como si una nube de tormenta hubiese tomado aquel lugar de improviso, y miré hacia atrás asustado, a ciegas tanteé intentando recoger los pantalones, algo me decía que en cualquier momento tendría que salir corriendo. De refilón, otra vez ella y la insinuación. Esa imagen. Casi a la vez, sin darme cuenta... ¿fue antes o después? ...no sé, señor inspector, entonces oí aquellas palabras muy cerca de mi oído. (Pilar)


Sí, eso es cierto, una bocanada de viento, de repente, partió la sala en dos. A un lado los gritos; al otro el silencio. Aquel inspector, antes seguro en sus formas, incrédulo ante lo evidente, sintió cómo el silencio se apoderaba de su conciencia. Sólo la vista parecía respoderle porque allí seguía él bajándose los pantalones una y otra vez. Intuía que gritaba suplicando comprensión porque sus labios parecían deformarse al tiempo que se arrancaba mechones de pelo...Pero no escuchaba, no escuchaba, no escuchaba...

Le dio la espalda, no quiso verlo. Quiso alejarse en su presencia y despertar así de aquella pesadilla. Apoyó las manos en la pared y tomó aire; profundamente. Una y otra vez profundamente. Y entre bocanada y bocanada, a lo lejos, muy a lo lejos pareció intuir un sonido. Se incorporó friamente, sin perder la calma y cerró los ojos porque le pareció la mejor manera de no entorpecer al resto de sentidos.

Sí, escuchó. Un susurro, era un susurro femenino. Lo escuchó. Repetía: "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla"......

Hipnotizado, se giró en busca de aquellas palabras. Sólo encontró unos pantalones ensangrentados. Ni rastro del hombre, ni de aquella otra voz. Sólo aquellos pantalones.(Aloia)



Se rascó la cabeza y se mesó la barba. Cerró los ojos para comprobar si todo había sido un sueño, una ilusión alucinada o una broma de mal gusto. Nada de eso, volvió a dirigir su mirada hacia la esquina de la discordia. Y allí seguían esos pantalones de pana ensangrentados.
Pensó que quizá el miedo y su hijo ciego habían vuelto a casa.
Sombras y sombras de duda vendida asomaban por sus pobladas cejas. Escalofríos sacudieron su adormecido ser. Es posible que aquel hombre desvanecido fuera aquello que más temía y que antaño fue su razón de ser. (Hôichi)




A 500 km de distancia de aquella esquina una mujer lloraba en su cocina. Una mesa, una silla incómoda, kilos de ceniza y un tazón de café. Ella apoyaba su cabeza sobre uno de sus brazos extendidos sobre la mesa, con el otro se acariciaba el pelo. Bajo el brazo, una carta.

"...Por más que piso estas calles, no llego. Hay veces que lo hago creyendo que me dirijo a algún lugar. Otras convenciéndome de que es bueno hacerlo sin destino. Todas, sin saber qué hago, si es que algo me mueve. Si es que escapo, no sé de qué. Si voy, no sé a dónde. Y por más que busco no encuentro más que nuevos huecos en los que perderme.

Poco a poco, sin hacer a penas ruido, mis días se han rodeado de silencio y en todo espacio me conformo con el abrigo de mi sombra. Una puerta de cerradura solitaria y de la llave original pocas copias. Jornadas de puertas abiertas, muchas menos. Punto a punto sin perder el ritmo y en lo único constante que adorna mi rutina esa cerradura se hace malla, tan pefectamente diseñada que presiento llegará el día en que ni siquiera yo pueda traspasarla.

Para qué servirá tanta perfección, para qué tanto esfuerzo. Ni siquiera allí aguantaré, allí donde a pulso cavo mi sitio...de allí también querré escapar. Y posiblemente sea tarde, mucho, para admitir que sí conocía el camino al tiempo que compruebe que ese camino ya no existe...." (Aloia)


El inspector encendió pausadamente un cigarrillo, aspiró profundamente con los ojos cerrados y exhaló muy despacio el humo. Al abrir los ojos se encontró de frente con la mirada reprobadora del subinspector.
—No me jodas, Martínez, la ley antitabaco me la suda. Éste es mi despacho y si no te gusta que fume, te vas a la puta calle mientras lo hago.
Todos los días tengo que vérmelas con una caterva de tipos espeluznantes que no dudarían en cargarse a su propia madre,que menos que un cigarrito que me ayude a relajarme y pensar...
Yo esa ley me la paso por el forro de los cojones.
—Ya, inspector, como todo, lo que me jode es que el humo también me lo trago yo. Tú mátate como quieras, no es asunto mío— respondió Martínez.
— Tú y tus fundamentalismos sanitarios. ¿Conoces a alguien que por no fumar no se haya muerto? No seas gilipollas, Martínez.
— Bueno, ¿qué piensas del tipo éste? No está loco, estoy seguro. Pero el que va a terminar loco soy yo.
— Aún no ha llegado el informe del psicólogo
— Joder, el informe me lo paso yo...
— Sí, por el mismísimo forro de los cojones, ya lo sé— interrumpió Martínez cansado de oír siempre la misma coletilla.
El asunto pintaba mal. Lo único que tenían era los aparentes desvaríos de un supuesto esquizofrénico o lo que quiera que fuese, y una sola realidad tangible: un pantalón de pana ensangrentado.
¿Por dónde coger aquello?

(Raquel)

sábado, 23 de junio de 2007

Cuento de verano 11ª parte

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lengüetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arlés con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre recuerdo esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)


Continuaba en el suelo imantada más que tendida. La tierra tiraba de ella en una postura que milagrosamente había pasado a ser cómoda. Qué acrobacia es el sexo, habían comentado alguna vez en esas tardes largas de verano en el apartamento de Arlés. En el sexo todo es cómodo, sí, aunque no creas, a veces me pegan unos tirones, decía él mientras con una mano se señala la bragueta. Reían, eran tiempos de risa. Un ruido intermitente de debajo del sillón la fue trayendo a la vida, a la otra, la de la distancia en la que vivían desde la decisión ¿era necesaria? comentaban cada tarde cuando hablaban. Ah, el inalámbrico, se ha quedado descolgado, una sonrisa acompañó a la mano que se extendía con languidez por debajo de las patas a la altura de sus narices… ya me extrañaba, y le dio a repetir llamada. Sonó un rato. Lo imaginaba como tantas veces lo había visto, desprovisto del alma y de materia, en el limbo de los líquidos que esta vez venían acompañados de sangre, su herida, sí, la foto, ah sí la falda, la tierra, los pantalones, quítate… En el silencio al otro lado habían descolgado...hinnn, no me quieres ya, ya no me llamas después de hacer el amor. ¿Me oyes? ¿despiertas? ey, sigo aquí, no me digas que andas tirado todavía, porque… yo también… Sí, se oyó con una sequedad más que de boca. Pues si estás ahí, querido, dime de nuevo, dímelo, no es verdad que aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla, una isla de entre los fantasmas, como siempre pensamos, dime ¿aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla? (Pilar)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

Debían ser mis pasos y debía ser verano señor inspector,sí, esa mancha, la loseta ensangrentada, la falda blanca que hacía unos instantes besaba y abrazaba, mojaba entre sudor y semen, esa que escondía entre los muslos unos momentos antes, colgaba del televisor como antesala para el gran espectáculo de mirarla de nuevo, ajena, insinuante, lánguida.

...tengo sed, necesito algo de beber...un cigarrillo...

Entró de golpe una bocanada de viento como si una nube de tormenta hubiese tomado aquel lugar de improviso, y miré hacia atrás asustado, a ciegas tanteé intentando recoger los pantalones, algo me decía que en cualquier momento tendría que salir corriendo. De refilón, otra vez ella y la insinuación. Esa imagen. Casi a la vez, sin darme cuenta... ¿fue antes o después? ...no sé, señor inspector, entonces oí aquellas palabras muy cerca de mi oído. (Pilar)


Sí, eso es cierto, una bocanada de viento, de repente, partió la sala en dos. A un lado los gritos; al otro el silencio. Aquel inspector, antes seguro en sus formas, incrédulo ante lo evidente, sintió cómo el silencio se apoderaba de su conciencia. Sólo la vista parecía respoderle porque allí seguía él bajándose los pantalones una y otra vez. Intuía que gritaba suplicando comprensión porque sus labios parecían deformarse al tiempo que se arrancaba mechones de pelo...Pero no escuchaba, no escuchaba, no escuchaba...

Le dio la espalda, no quiso verlo. Quiso alejarse en su presencia y despertar así de aquella pesadilla. Apoyó las manos en la pared y tomó aire; profundamente. Una y otra vez profundamente. Y entre bocanada y bocanada, a lo lejos, muy a lo lejos pareció intuir un sonido. Se incorporó friamente, sin perder la calma y cerró los ojos porque le pareció la mejor manera de no entorpecer al resto de sentidos.

Sí, escuchó. Un susurro, era un susurro femenino. Lo escuchó. Repetía: "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla"......

Hipnotizado, se giró en busca de aquellas palabras. Sólo encontró unos pantalones ensangrentados. Ni rastro del hombre, ni de aquella otra voz. Sólo aquellos pantalones.(Aloia)



Se rascó la cabeza y se mesó la barba. Cerró los ojos para comprobar si todo había sido un sueño, una ilusión alucinada o una broma de mal gusto. Nada de eso, volvió a dirigir su mirada hacia la esquina de la discordia. Y allí seguían esos pantalones de pana ensangrentados.
Pensó que quizá el miedo y su hijo ciego habían vuelto a casa.
Sombras y sombras de duda vendida asomaban por sus pobladas cejas. Escalofríos sacudieron su adormecido ser. Es posible que aquel hombre desvanecido fuera aquello que más temía y que antaño fue su razón de ser. (Hôichi)




A 500 km de distancia de aquella esquina una mujer lloraba en su cocina. Una mesa, una silla incómoda, kilos de ceniza y un tazón de café. Ella apoyaba su cabeza sobre uno de sus brazos extendidos sobre la mesa, con el otro se acariciaba el pelo. Bajo el brazo, una carta.

"...Por más que piso estas calles, no llego. Hay veces que lo hago creyendo que me dirijo a algún lugar. Otras convenciéndome de que es bueno hacerlo sin destino. Todas, sin saber qué hago, si es que algo me mueve. Si es que escapo, no sé de qué. Si voy, no sé a dónde. Y por más que busco no encuentro más que nuevos huecos en los que perderme.

Poco a poco, sin hacer a penas ruido, mis días se han rodeado de silencio y en todo espacio me conformo con el abrigo de mi sombra. Una puerta de cerradura solitaria y de la llave original pocas copias. Jornadas de puertas abiertas, muchas menos. Punto a punto sin perder el ritmo y en lo único constante que adorna mi rutina esa cerradura se hace malla, tan pefectamente diseñada que presiento llegará el día en que ni siquiera yo pueda traspasarla.

Para qué servirá tanta perfección, para qué tanto esfuerzo. Ni siquiera allí aguantaré, allí donde a pulso cavo mi sitio...de allí también querré escapar. Y posiblemente sea tarde, mucho, para admitir que sí conocía el camino al tiempo que compruebe que ese camino ya no existe...." (Aloia)

jueves, 21 de junio de 2007

CUENTO DE VERANO (10ª parte)

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lengüetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arlés con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre recuerdo esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)

Continuaba en el suelo imantada más que tendida. La tierra tiraba de ella en una postura que milagrosamente había pasado a ser cómoda. Qué acrobacia es el sexo, habían comentado alguna vez en esas tardes largas de verano en el apartamento de Arlés. En el sexo todo es cómodo, sí, aunque no creas, a veces me pegan unos tirones, decía él mientras con una mano se señala la bragueta. Reían, eran tiempos de risa. Un ruido intermitente de debajo del sillón la fue trayendo a la vida, a la otra, la de la distancia en la que vivían desde la decisión ¿era necesaria? comentaban cada tarde cuando hablaban. Ah, el inalámbrico, se ha quedado descolgado, una sonrisa acompañó a la mano que se extendía con languidez por debajo de las patas a la altura de sus narices… ya me extrañaba, y le dio a repetir llamada. Sonó un rato. Lo imaginaba como tantas veces lo había visto, desprovisto del alma y de materia, en el limbo de los líquidos que esta vez venían acompañados de sangre, su herida, sí, la foto, ah sí la falda, la tierra, los pantalones, quítate… En el silencio al otro lado habían descolgado...hinnn, no me quieres ya, ya no me llamas después de hacer el amor. ¿Me oyes? ¿despiertas? ey, sigo aquí, no me digas que andas tirado todavía, porque… yo también… Sí, se oyó con una sequedad más que de boca. Pues si estás ahí, querido, dime de nuevo, dímelo, no es verdad que aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla, una isla de entre los fantasmas, como siempre pensamos, dime ¿aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla? (Pilar)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

Debían ser mis pasos y debía ser verano señor inspector,sí, esa mancha, la loseta ensangrentada, la falda blanca que hacía unos instantes besaba y abrazaba, mojaba entre sudor y semen, esa que escondía entre los muslos unos momentos antes, colgaba del televisor como antesala para el gran espectáculo de mirarla de nuevo, ajena, insinuante, lánguida.

...tengo sed, necesito algo de beber...un cigarrillo...

Entró de golpe una bocanada de viento como si una nube de tormenta hubiese tomado aquel lugar de improviso, y miré hacia atrás asustado, a ciegas tanteé intentando recoger los pantalones, algo me decía que en cualquier momento tendría que salir corriendo. De refilón, otra vez ella y la insinuación. Esa imagen. Casi a la vez, sin darme cuenta... ¿fue antes o después? ...no sé, señor inspector, entonces oí aquellas palabras muy cerca de mi oído. (Pilar)


Sí, eso es cierto, una bocanada de viento, de repente, partió la sala en dos. A un lado los gritos; al otro el silencio. Aquel inspector, antes seguro en sus formas, incrédulo ante lo evidente, sintió cómo el silencio se apoderaba de su conciencia. Sólo la vista parecía respoderle porque allí seguía él bajándose los pantalones una y otra vez. Intuía que gritaba suplicando comprensión porque sus labios parecían deformarse al tiempo que se arrancaba mechones de pelo...Pero no escuchaba, no escuchaba, no escuchaba...

Le dio la espalda, no quiso verlo. Quiso alejarse en su presencia y despertar así de aquella pesadilla. Apoyó las manos en la pared y tomó aire; profundamente. Una y otra vez profundamente. Y entre bocanada y bocanada, a lo lejos, muy a lo lejos pareció intuir un sonido. Se incorporó friamente, sin perder la calma y cerró los ojos porque le pareció la mejor manera de no entorpecer al resto de sentidos.

Sí, escuchó. Un susurro, era un susurro femenino. Lo escuchó. Repetía: "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla"......

Hipnotizado, se giró en busca de aquellas palabras. Sólo encontró unos pantalones ensangrentados. Ni rastro del hombre, ni de aquella otra voz. Sólo aquellos pantalones.(Aloia)



Se rascó la cabeza y se mesó la barba. Cerró los ojos para comprobar si todo había sido un sueño, una ilusión alucinada o una broma de mal gusto. Nada de eso, volvió a dirigir su mirada hacia la esquina de la discordia. Y allí seguían esos pantalones de pana ensangrentados.
Pensó que quizá el miedo y su hijo ciego habían vuelto a casa.
Sombras y sombras de duda vendida asomaban por sus pobladas cejas. Escalofríos sacudieron su adormecido ser. Es posible que aquel hombre desvanecido fuera aquello que más temía y que antaño fue su razón de ser. (Hôichi)

martes, 19 de junio de 2007

Cuento de verano: 9ª parte

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

"-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lenguetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arles con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre imaginé esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

Debían ser mis pasos y debía ser verano señor inspector,sí, esa mancha, la loseta ensangrentada, la falda blanca que hacía unos instantes besaba y abrazaba, mojaba entre sudor y semen, esa que escondía entre los muslos unos momentos antes, colgaba del televisor como antesala para el gran espectáculo de mirarla de nuevo, ajena, insinuante, lánguida.

...tengo sed, necesito algo de beber...un cigarrillo...

Entró de golpe una bocanada de viento como si una nube de tormenta hubiese tomado aquel lugar de improviso, y miré hacia atrás asustado, a ciegas tanteé intentando recoger los pantalones, algo me decía que en cualquier momento tendría que salir corriendo. De refilón, otra vez ella y la insinuación. Esa imagen. Casi a la vez, sin darme cuenta... ¿fue antes o después? ...no sé, señor inspector, entonces oí aquellas palabras muy cerca de mi oído. (Pilar)


Sí, eso es cierto, una bocanada de viento, de repente, partió la sala en dos. A un lado los gritos; al otro el silencio. Aquel inspector, antes seguro en sus formas, incrédulo ante lo evidente, sintió cómo el silencio se apoderaba de su conciencia. Sólo la vista parecía respoderle porque allí seguía él bajándose los pantalones una y otra vez. Intuía que gritaba suplicando comprensión porque sus labios parecían deformarse al tiempo que se arrancaba mechones de pelo...Pero no escuchaba, no escuchaba, no escuchaba...

Le dio la espalda, no quiso verlo. Quiso alejarse en su presencia y despertar así de aquella pesadilla. Apoyó las manos en la pared y tomó aire; profundamente. Una y otra vez profundamente. Y entre bocanada y bocanada, a lo lejos, muy a lo lejos pareció intuir un sonido. Se incorporó friamente, sin perder la calma y cerró los ojos porque le pareció la mejor manera de no entorpecer al resto de sentidos.

Sí, escuchó. Un susurro, era un susurro femenino. Lo escuchó. Repetía: "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla"......

Hipnotizado, se giró en busca de aquellas palabras. Sólo encontró unos pantalones ensangrentados. Ni rastro del hombre, ni de aquella otra voz. Sólo aquellos pantalones.(Aloia)



Se rascó la cabeza y se mesó la barba. Cerró los ojos para comprobar si todo había sido un sueño, una ilusión alucinada o una broma de mal gusto. Nada de eso, volvió a dirigir su mirada hacia la esquina de la discordia. Y allí seguían esos pantalones de pana ensangrentados.
Pensó que quizá el miedo y su hijo ciego habían vuelto a casa.
Sombras y sombras de duda vendida asomaban por sus pobladas cejas. Escalofríos sacudieron su adormecido ser. Es posible que aquel hombre desvanecido fuera aquello que más temía y que antaño fue su razón de ser. (Hôichi)

viernes, 15 de junio de 2007

Cuento de verano 8ª parte

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

"-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lenguetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arles con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre imaginé esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

Debían ser mis pasos y debía ser verano señor inspector,sí, esa mancha, la loseta ensangrentada, la falda blanca que hacía unos instantes besaba y abrazaba, mojaba entre sudor y semen, esa que escondía entre los muslos unos momentos antes, colgaba del televisor como antesala para el gran espectáculo de mirarla de nuevo, ajena, insinuante, lánguida.

...tengo sed, necesito algo de beber...un cigarrillo...

Entró de golpe una bocanada de viento como si una nube de tormenta hubiese tomado aquel lugar de improviso, y miré hacia atrás asustado, a ciegas tanteé intentando recoger los pantalones, algo me decía que en cualquier momento tendría que salir corriendo. De refilón, otra vez ella y la insinuación. Esa imagen. Casi a la vez, sin darme cuenta... ¿fue antes o después? ...no sé, señor inspector, entonces oí aquellas palabras muy cerca de mi oído. (Pilar)



Sí, eso es cierto, una bocanada de viento, de repente, partió la sala en dos. A un lado los gritos; al otro el silencio. Aquel inspector, antes seguro en sus formas, incrédulo ante lo evidente, sintió cómo el silencio se apoderaba de su conciencia. Sólo la vista parecía respoderle porque allí seguía él bajándose los pantalones una y otra vez. Intuía que gritaba suplicando comprensión porque sus labios parecían deformarse al tiempo que se arrancaba mechones de pelo...Pero no escuchaba, no escuchaba, no escuchaba...

Le dio la espalda, no quiso verlo. Quiso alejarse en su presencia y despertar así de aquella pesadilla. Apoyó las manos en la pared y tomó aire; profundamente. Una y otra vez profundamente. Y entre bocanada y bocanada, a lo lejos, muy a lo lejos pareció intuir un sonido. Se incorporó friamente, sin perder la calma y cerró los ojos porque le pareció la mejor manera de no entorpecer al resto de sentidos.

Sí, escuchó. Un susurro, era un susurro femenino. Lo escuchó. Repetía: "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla"......

Hipnotizado, se giró en busca de aquellas palabras. Sólo encontró unos pantalones ensangrentados. Ni rastro del hombre, ni de aquella otra voz. Sólo aquellos pantalones.(Aloia)

jueves, 14 de junio de 2007

Cuento de verano: 7ª parte

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

"-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lenguetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arles con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre imaginé esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

Debían ser mis pasos y debía ser verano señor inspector,sí, esa mancha, la loseta ensangrentada, la falda blanca que hacía unos instantes besaba y abrazaba, mojaba entre sudor y semen, esa que escondía entre los muslos unos momentos antes, colgaba del televisor como antesala para el gran espectáculo de mirarla de nuevo, ajena, insinuante, lánguida.

...tengo sed, necesito algo de beber...un cigarrillo...

Entró de golpe una bocanada de viento como si una nube de tormenta hubiese tomado aquel lugar de improviso, y miré hacia atrás asustado, a ciegas tanteé intentando recoger los pantalones, algo me decía que en cualquier momento tendría que salir corriendo. De refilón, otra vez ella y la insinuación. Esa imagen. Casi a la vez, sin darme cuenta... ¿fue antes o después? ...no sé, señor inspector, entonces oí aquellas palabras muy cerca de mi oído. (Pilar)

miércoles, 13 de junio de 2007

Cuento de verano: 6ª parte

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

"-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lenguetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arles con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre imaginé esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

martes, 12 de junio de 2007

Cuento de verano: 5ª parte

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

"-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lenguetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arles con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre imaginé esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)


Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero.

LA DUDA Y LA CIENCIA.

Irène y Frédéric Joliot-Curie, Paris, 1945,
de Henri Cartier Bresson

Este retrato del matrimonio Curie, más allá de lo formal, se adentra en aspectos muy profundos de la personalidad de los dos científicos. En la imagen de Cartier Bresson[1], Irène se sitúa en primer término, ligeramente adelantada sobre la figura de su marido, cobrando un mayor protagonismo, como lo tuvo en la vida científica también. Se trata de un plano americano en ligero picado un tanto inquietante por el desequilibrio que presenta el espacio que queda desde sus cabezas hasta el borde superior de la fotografía, donde además se deja ver tímidamente un fondo de naturaleza muerta, un papel pintado, unas pinturas sobre la pared quizás, difusas y opacas. Delante, las dos figuras visten despreocupadamente ropas oscuras, ajadas, sin pretensión estética alguna. Hay tres fuentes de luz importantes que destacan: La primera, en el fondo y apenas insinuada, asoma en vertical por la izquierda. Otra muy significativa hacia las manos de cada uno de los fotografiados. Frédéric las tiene montadas una sobre otra en un gesto que indica nerviosismo e inseguridad; también humildad. En el caso de Madame Curie, las manos se dejan caer de forma más natural y segura, aunque en esa naturalidad se observa una cierta tensión. El tercer punto de luz es el más definitivo y el que confirma el conjunto, va directo al rostro de ambos dividiéndolo en vertical en contraste claro-oscuro que, en el caso de Irène, se abre en la claridad hacia el cabello. En su marido, la mirada, la inclinación de la cabeza y las formas del cuello de la camisa insinúan una personalidad entregada a una función, quizás nos ha querido decir el fotógrafo que a la de la ciencia en la que la protagonista es Irène. Ella mantiene un penetrante duelo con la cámara, en su mirada hay algo de desafío al mundo externo del que parece decirnos la imagen participa escasamente. Ambos tienen su propio mundo, ambos transmiten tristeza, son los científicos sacados de sus laboratorios y puestos al servicio de una cámara que los comunica con un mundo exterior que les queda grande. Desde mi punto de vista, estas miradas son las de la duda y la desconfianza, y no solo de la ciencia, sino del propio artista que los fotografía. “El hecho de ser observado modifica el modo de mirar a los otros” diría Cartier Bresson a propósito de su negativa a ser fotografiado.


[1]Irène y Frédéric Joliot-Curie, Paris, 1945 en “Henri Cartier Bresson”
,Lunwerg/ Photo Poche, Barcelona 2006, pág.7

Cuento de Verano: 4ª parte.

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)


Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

"-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lenguetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arles con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre imaginé esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

lunes, 11 de junio de 2007

Joanna Newsom - Emily.

Pues saliéndome del orden establecido, os quiero dejar una canción, Emily de Joanna Newsom. Un amigo, sin darse cuenta, me ha pasado su obsesión por esta melodía. Ahora soy yo el que, necesitado de compartir dicha carga, la dejo aquí para que vosotras/vosotros tengáis por bien hacer con ella lo que queráis. Es una canción larga, de seis minutos, fácil de escuchar si hacéis el esfuerzo de oir los dos o tres primeros minutos. Después ya no la podréis soltar... La letra la traduje para este amigo del que os hablo, y la dejo aquí también para vuestro disfrute. A veces no tiene demasiado sentido, no son más que delirios plasmados en papel. Es además farragosa y utiliza un inglés arcaico difícil de entender... pero quién escribe cosas como 'me senté a tu lado (en sueños) y me enseñaste el nombre de las estrellas sobre nuestras cabezas' bien merece, al menos, ser escuchada una vez.

Así, dejo aquí poesía cantada de la que, a mí, me encoge el estómago. Que ustedes la disfruten. (Última recomendación, cantar la canción en alto... qué disfrute).


raull.




(Para escuchar la canción en imeem pulsa aquí).


The meadowlark and the chim-choo-ree and the sparrow

La alondra y el chim-choo-ree y el gorrión
Set to the sky in a flying spree, for the sport over the pharaoh
Pelean al cielo en una juerga voladora, por el deporte sobre el faraón
A little while later the Pharisees dragged comb through the meadow
Un poco después los fariseos se arrastraron a examinar el prado
Do you remember what they called up to you and me, in our window?
¿Te acuerdas lo que nos trajeron a la memoria a ti y a mí, en nuestra ventana?


There is a rusty light on the pines tonight
Esta noche hay una luz oxidada en los pinos.
Sun pouring wine, lord, or marrow
Sol derramando vino, Señor, o tuétano
Down into the bones of the birches
Abajo en los huesos de los abedules
And the spires of the churches
Y las agujas de las iglesias.
Jutting out from the shadows
Sobresaliendo de entre las sombras


The yoke, and the axe, and the old smokestacks and the bale and the barrow
La yunta, y el hacha, y la vieja chimenea y el fardo y la carretilla
And everything sloped like it was dragged from a rope
Y todo cuesta abajo como arrastrado por una cuerda
In the mouth of the south below
Por debajo, en la boca del sur


We've seen those mountains kneeling, felten and grey
Hemos visto aquellas montañas arrodillándose y grises
We thought our very hearts would up and melt away
Creímos que nuestros propios corazones se alzarían y se fundirían
From that snow in the night time
Desde esta nieve durante noche
Just going
Sólo yendo
And going
Y yendo
And the stirring of wind chimes
Y el meneo de las campanas de viento (móvil de campanas)
In the morning
Por la mañana
In the morning
Por la mañana
Helps me find my way back in
Me ayuda a encontrar el camino de vuelta a adentro
From the place where I have been
Desde el lugar donde he estado


And, Emily - I saw you last night by the river
Y, Emily – Te vi anoche cerca del río
I dreamed you were skipping little stones across the surface of the water
Soñé que estabas tirando piedras sobre la superficie del agua (para que salten)
Frowning at the angle where they were lost, and slipped under forever,
Frunciendo el ceño en el ángulo donde se perdían y se hundían para siempre
In a mud-cloud, mica-spangled, like the sky'd been breathing on a mirror
En una nube de barro, adornada de mica, como si el cielo hubiera estado respirando en un espejo


Anyhow - I sat by your side, by the water
De algún modo – Me senté a tu lado, cerca del agua
You taught me the names of the stars overhead that I wrote down in my ledger
Me enseñaste el nombre de las estrellas sobre nuestras cabezas que yo escribí en mi lápida
Though all I knew of the rote uniVerse were those Pleiades loosed in December
Aunque todo lo que sabía del uni-Verso conocido eran esas Pléyades puestas en libertad en diciembre
I promised you I‘d set them to Verse so I'd always remember
Te prometí que las pondría en Verso y así recordarlas para siempre.


That the meteorite is a source of the light
Que el meteorite es una fuente de la luz
And the meteor's just what we see
Y el meteoro es solo lo que vemos
And the meteoroid is a stone that's devoid of the fire that propelled it to thee
Y el meteorito es una piedra carente del fuego que lo empujó hacia ti


And the meteorite's just what causes the light
Y el meteorito es solo lo que produce la luz
And the meteor's how it's perceived
Y el meteoro es tal como lo percibimos
And the meteoroid's a bone thrown from the void that lies quiet in offering to thee
Y el meteorito es un hueso arrojado desde el vacío que yace tranquilo, en ofrecimiento a ti


You came and lay a cold compress upon the mess I'm in
Viniste y me pusiste una compresa fría sobre el enredo en que estoy
Threw the window wide and cried; Amen! Amen! Amen!
Tiré la ventana completamente abierta y lloré: ¡Amen! ¡Amen! ¡Amen!
The whole world - stopped - to hear you hollering
El mundo al complete – parado – para oírte gritar
You looked down and saw now what was happening
Parecías decaída y vi, entonces, qué estaba pasando


The lines are fadin' in my kingdom
Las líneas están cayendo en mi reino
Though I have never known the way to border 'em in
Aunque nunca he sabido la manera de bordearlas
So the muddy mouths of baboons and sows and the grouse and the horse and the hen
Así que las enfangadas bocas de los babuinos y el urogallo y el caballo y la gallina
Grope at the gate of the looming lake that was once a tidy pen
Van a tientas a las puertas del amenazador lago que una vez fue un ordenado corral
And the mail is late and the great estates are not lit from within
Y el correo llega tarde y las grandes fincas no están iluminadas por dentro
The talk in town's becoming downright sickening
La conversación en la ciudad está empezando a ser repugnantemente sincera


In due time we will see the far butte lit by a flare
A su debido tiempo veremos la lejana colina iluminada por una llama
I've seen your bravery, and I will follow you there
He visto tu valentía y te seguiré allí
And row through the night time
Y rema en la noche

Gone healthy
Con Buena salud muerta
Gone healthy all of a sudden
Con Buena salud muerta de repente
In search of the midwife
En busca de comadrona
Who could help me
Que pudiera ayudarme
Who could help me
Que pudiera ayudarme
Help me find my way back in
Ayudarme a encontrar mi camino de vuelta
There are worries where I’ve been
Había preocupaciones donde he estado


Say, say, say in the lee of the bay; don't be bothered
Di, di, di a sotavento en la bahía; no molesten
Leave your troubles here where the tugboats shear the water from the water
Deja tus problemas aquí donde los remolcadores cortan el agua del agua
Flanked by furrows, curling back, like a match held up to a newspaper
Flanqueada por canales, encrespados en dirección opuesta, como jugar un partido con un periódico
Emily, they'll follow your lead by the letter
Emily, ellos siguieron tu ejemplo gracias a la carta
And I make this claim, and I'm not ashamed to say I know you better
Y hago esta reivindicación, y no me avergüenza decir que yo te conozco mejor
What they've seen is just a beam of your sun that banishes winter
Lo que ellos han dicho es sólo un rayo de tu sol que repele el invierno


Let us go! Though we know it's a hopeless endeavour
¡Vamos! Aunque sepamos que es un esfuerzo sin esperanza
The ties that bind, they are barbed and spined and hold us close forever
Los nudos que atan, tienen púas y espinas y nos unen para siempre
Though there is nothing would help me come to grips with a sky that is gaping and yawning
Aunque no hay nada que pueda ayudarme a enfrentarme a un cielo boquiabierto y bostezante
There is a song I woke with on my lips as you sailed your great ship towards the morning
Hay una canción que despertó en mis labios al igual que tú dirigías tu gran barco hacia la mañana


Come on home, the poppies are all grown knee-deep by now
Vamos a casa, las amapolas llegan hasta la rodilla
Blossoms all have fallen, and the pollen ruins the plow
Todas las flores se han caido, todo el polen estropea el arado
Peonies nod in the breeze and while they wetly bow,
Las peonias cabecean con la brisa y mientras ellos hacen una húmeda reverencia, con
With hydrocephalitic listlessness ants mop up-a their brow
Con hidrocefálico desinterés las hormigas limpian su ceño


And everything with wings is restless, aimless, drunk and dour
Y todo lo que tiene alas está alborotado, sin Norte, borracho y empecinado
The butterflies and birds collide at hot, ungodly hours
Las mariposas y los pájaros con entusiasmo, atroces horas
And my clay-colored motherlessness rangily reclines
Y mi gorrión sin madre se reclina
Come on home, now! All my bones are dolorous with vines
¡Vámonos a casa, ya! Todos mis huesos están doloridos como parras


Pa pointed out to me, for the hundredth time tonight
Papá señaló hacia mí, por centésima vez esta noche
The way the ladle leads to a dirt-red bullet of light
El camino que señala la cuchara es hacia un sucio punto rojo de luz
Squint skyward and listen –
Mira de reojo al suelo y escucha


Loving him, we move within his borders:
Amándole, nos movemos dentro de sus fronteras
Just asterisms in the stars' set order
Sólo constelaciones en el orden determinado de las estrellas


We could stand for a century
Pudimos quedarnos de pie un siglo entero
Starin'
Mirando fijamente
With our heads cocked
Con nuestras cabezas mirando hacia arriba
In the broad daylight at this thing
A la luz del día en esta cosa
Joy
Placer
Landlocked
Sin salida al mar
In bodies that don't keep
En cuerpos que no continúan
Dumbstruck with the sweetness of being
Sin habla con la dulzura de ser
Till we don't be
Hasta que que no seamos
Told; take this
Lo dicho, coge esto
Eat this
Cómete esto


Told, the meteorite is the source of the light
Lo dicho, el meteorite es la fuente de la luz
And the meteor's just what we see
Y el meteoro es solo lo que vemos
And the meteoroid is a stone that's devoid of the fire that propelled it to thee
Y el meteorito es una piedra carente del fuego que la propulsó hasta ti


And the meteorite's just what causes the light
Y el meteorito es solo lo que produce la luz
And the meteor's how it's perceived
Y el meteoro es tal como lo percibimos
And the meteoroid's a bone thrown from the void that lies quiet in offering to thee
Y el meteorito es un hueso arrojado desde el vacío que yace tranquilo, en ofrecimiento a ti



***

¿Quién de los tres continuará el cuento de verano (si es que nos apetece continuarlo).
Estoy intentando educar mi lenguaje, por eso uso el vosotras y vosotros (aunque ya sé que, nominalmente, sólo estás tú Aloia... seguro que alguna otra mujer también nos leerá, ¿no? jaja.
Por cierto, perdón por tan larga entrada.


sábado, 9 de junio de 2007

Cuento de verano: 3ª parte.

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos.....................

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma.......


Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo.

miércoles, 6 de junio de 2007

Cuento de verano 2ª parte

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma.......

Cuento de verano

Inauguro. Por fin, sí. Y no es fácil. Siempre hay nervios antes de abrir el telón. Nervios por saber si la idea tendrá sus frutos o no.

Sin más dilación, os cuento. Se trata de que sigais la corriente, aquellos que queráis, claro. Yo empiezo con unas líneas....y que crezca la historia!Si es que tiene que crecer.Y dice así:


"Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos.....................