martes, 12 de junio de 2007

Cuento de Verano: 4ª parte.

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)


Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

"-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lenguetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arles con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre imaginé esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto va degenerando jejejee. Me gusta