jueves, 26 de julio de 2007

La fragancia de mis rosas

He vuelto a retomar la poesía. Ésta es reciente, la saqué ayer mismo del horno, aún está calentita, :)



viernes, 20 de julio de 2007

Verbas galegas para Raull, Hôichi, Pilar e Raquel.

Non pretendo máis que mostrarvos algo da miña terra. Cada un síntese parte da súa, máis alá de fundamentalismos inútis e aillantes, de nacionalismos...cada un sinte a súa, entende a súa e síntese parte das de todos.

Temos os galegos sona de desconfiados e fríos; non creo que fríos, somos lentos, só iso. Desconfiados tampouco, simplemente somos un pobo acostumado a que nos quiten, a aceptalo, a loitar pouco...por medo. Xa dicían os celtas que era difícil ser amigo dun galego, por seres un proceso lento, pero que isa amizade era eterna.

Dame moita vergoña mostrarvos o que teño escrito en galego (fareino nun futuro) por iso hoxe dedícovos estas fermosas verbas de todo un símbolo da nosa literatura, da gran e feble Rosalía, acompañada de Lúar na Lubre.


(é certo, chove en Santiago....cidade na que a chuvia é arte e o sol poesía....estades todos convidados)






Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pe dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas;
si choran, es ti que choras;
i es o marmurio do río,
i es a noite, i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.

Rosalía de Castro.

martes, 17 de julio de 2007

DESDE LA ISLA DE TAVIRA, BESOS


CIELO
Se me ha quedado el cielo
en la tierra, con todo lo aprendido,
cantando, allí.
Por el mar este
he salido a otro cielo, más vacío
e ilimitado como el mar, con otro
nombre que todavía
no es mío como es suyo...
Igual que, cuando
adolescente, entré una tarde
a otras estancias de la casa mía
-tan mía como el mundo-
y dejé, allá junto al jardín azul y blanco,
mi cuarto de juguetes, solo
como yo, y triste...
J.R.J.

viernes, 13 de julio de 2007

Ángel Valente - Luz



(Para ver el vídeo en imeem pulsa aquí)



***


Leyendo Es hora de embriagarse (con poesía), me he enterado que han hecho un documental sobre Ángel Valente que han titulado El lugar del poeta. Sus poemas son breves, desnudos y directos... no pueden no gustarte. Así que fui a la página web del documental y encontré que podías descargarte algunos de los poemas, leidos por José Sacristán (cuya voz no me ha resultado adecuada... seguramente porque dichos versos los tenía en mi cabeza sin voz o, como mucho, con mi voz interior).
Dados mis muy escasos conocimientos literarios, tanto en verso o prosa, aceptaría de buen grado recomendaciones de vez en cuando... hace años que no leo más que de política, historia, economía y sociedad.
Pues espero que os guste el poema; entro así por la puerta que Raquel ha dejado abierta.


Un abrazo,
raull.


P.D. Para leer más poemas de Ángel Valente pulsa aquí.

jueves, 12 de julio de 2007

Yo lo sabía




Mi pequeño homenaje al cine negro. Fechado en 1990.

sábado, 7 de julio de 2007

Cuento de verano 13 parte

Hacía calor, posiblemente era verano. No, no lo recuerdo señor inspector. Le juro que ni siquiera recuerdo a qué hora mis pies dejaron de ser míos. Por más que lo intento, señor, no logro recordar a qué hora exacta mis pisadas empezaron a avanzar ante mis pasos..................... (Aloia)

Estaba absorto dentro de mi cabeza. Todo se había borrado de mi conciencia. Señor, le pido que no me ataque tan cobardemente y con tanta saña, hago lo que puedo para intentar resetear mi cerebro aletargado. No se porqué pone esa cara tan larga, como de desprecio. Soy buena persona, no creo que haya hecho nada malo, ¿verdad? Si es así, seguro que no fue culpa mia, fue la humedad que habita en mi alma....... (Hôichi)

Pero qué hablas chalado, que las pisadas avanzan ante los pasos y que tienes húmeda el alma, no será que TUS pasos humedos avanzan SOBRE mi alma pisada. Que me tienes atrapada, puerca apariencia, que tu aliento de vaho me repele cada día con más fuerza, que tus desvaríos me aburren, aquí no hay inspector ni nadie te está mirando, sólo estamos yo y tu yo. (raull)

-Tu yo y Yo en el calor insoportable de este largo y pastoso verano. ¿Estás ahí,? Ok. Tengo la tele puesta y el ventilador entre las piernas.
Dime, ¿qué haces?
-Abría ahora mismo una lata de cerveza...y me he cortado, me cae un hilo de sangre entre los dedos al que le pego ...hmmm...slapsss... un lengüetazo... vaya, acabo de decorar nuestra foto en Arlés con tres manchas rojas.
-Habrán quedado bien al menos, píntame la falda, que era blanca.
-Te acabas de teñir el pelo, un muslo, y haces juego con el suelo.
-Siempre recuerdo esa tierra roja, la verdad...y los girasoles como orejas..." (Pilar)

Creo que voy a follarte ahora mismo. Sabes que siempre me ha puesto a cien tu pelo enmarañado y el olor a sangre fresca. No te limpies, no mancilles ese plasma tan puro con tu pulcra mirada.
Este no era nuestro juego, pero siempre consigues conquistarme con tu perversa e inocente palabra. Se desposeyeron de todas sus ataduras, yacieron en el humeante y rasposo suelo, donde consumieron su sed de cuerpo lascivo. Él siempre supo que estaban hechos el uno para el otro. A pesar de todas las paranoias que sus mentes inventaban para no convertirse en unos vegetales vírgenes de vitalidad inmunda. A continuación sobrevino el gemido, tan abrupto y violento como un rugido. Lo siguiente que acaeció, devino oscuridad inducida por el dolor placentero. (Hôichi)



Continuaba en el suelo imantada más que tendida. La tierra tiraba de ella en una postura que milagrosamente había pasado a ser cómoda. Qué acrobacia es el sexo, habían comentado alguna vez en esas tardes largas de verano en el apartamento de Arlés. En el sexo todo es cómodo, sí, aunque no creas, a veces me pegan unos tirones, decía él mientras con una mano se señala la bragueta. Reían, eran tiempos de risa. Un ruido intermitente de debajo del sillón la fue trayendo a la vida, a la otra, la de la distancia en la que vivían desde la decisión ¿era necesaria? comentaban cada tarde cuando hablaban. Ah, el inalámbrico, se ha quedado descolgado, una sonrisa acompañó a la mano que se extendía con languidez por debajo de las patas a la altura de sus narices… ya me extrañaba, y le dio a repetir llamada. Sonó un rato. Lo imaginaba como tantas veces lo había visto, desprovisto del alma y de materia, en el limbo de los líquidos que esta vez venían acompañados de sangre, su herida, sí, la foto, ah sí la falda, la tierra, los pantalones, quítate… En el silencio al otro lado habían descolgado...hinnn, no me quieres ya, ya no me llamas después de hacer el amor. ¿Me oyes? ¿despiertas? ey, sigo aquí, no me digas que andas tirado todavía, porque… yo también… Sí, se oyó con una sequedad más que de boca. Pues si estás ahí, querido, dime de nuevo, dímelo, no es verdad que aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla, una isla de entre los fantasmas, como siempre pensamos, dime ¿aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla? (Pilar)

Pulso pausa. Paso a plano general. Reenfoco la escena: salón-comedor, sofá tela raída, televisión silenciada l culebrón de turno, portezuelas de las ventanas-balcón semicerradas, con persiana de esterilla echada para evitar entre el sol en Julio Corriente. Centro la escena, mi cuerpo. Tendido en el suelo, restos de semen en las baldosas respiran mi sudor y la mala conciencia ha dejado una mancha en una de las losetas de barro que no va a haber manera de sacar… Me incorporo, pero antes de colocarme las lentillas de ser culturado en judeo-cristianismo me coloco debajo el ventilador… qué fresquito en los cojones. ¡Ya! Me calzo la falda… ¿o eran los pantalones? (raull)

Debían ser mis pasos y debía ser verano señor inspector,sí, esa mancha, la loseta ensangrentada, la falda blanca que hacía unos instantes besaba y abrazaba, mojaba entre sudor y semen, esa que escondía entre los muslos unos momentos antes, colgaba del televisor como antesala para el gran espectáculo de mirarla de nuevo, ajena, insinuante, lánguida.

...tengo sed, necesito algo de beber...un cigarrillo...

Entró de golpe una bocanada de viento como si una nube de tormenta hubiese tomado aquel lugar de improviso, y miré hacia atrás asustado, a ciegas tanteé intentando recoger los pantalones, algo me decía que en cualquier momento tendría que salir corriendo. De refilón, otra vez ella y la insinuación. Esa imagen. Casi a la vez, sin darme cuenta... ¿fue antes o después? ...no sé, señor inspector, entonces oí aquellas palabras muy cerca de mi oído. (Pilar)


Sí, eso es cierto, una bocanada de viento, de repente, partió la sala en dos. A un lado los gritos; al otro el silencio. Aquel inspector, antes seguro en sus formas, incrédulo ante lo evidente, sintió cómo el silencio se apoderaba de su conciencia. Sólo la vista parecía respoderle porque allí seguía él bajándose los pantalones una y otra vez. Intuía que gritaba suplicando comprensión porque sus labios parecían deformarse al tiempo que se arrancaba mechones de pelo...Pero no escuchaba, no escuchaba, no escuchaba...

Le dio la espalda, no quiso verlo. Quiso alejarse en su presencia y despertar así de aquella pesadilla. Apoyó las manos en la pared y tomó aire; profundamente. Una y otra vez profundamente. Y entre bocanada y bocanada, a lo lejos, muy a lo lejos pareció intuir un sonido. Se incorporó friamente, sin perder la calma y cerró los ojos porque le pareció la mejor manera de no entorpecer al resto de sentidos.

Sí, escuchó. Un susurro, era un susurro femenino. Lo escuchó. Repetía: "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla", "aún emerge entre los fantasmas la posibilidad de una isla"......

Hipnotizado, se giró en busca de aquellas palabras. Sólo encontró unos pantalones ensangrentados. Ni rastro del hombre, ni de aquella otra voz. Sólo aquellos pantalones.(Aloia)



Se rascó la cabeza y se mesó la barba. Cerró los ojos para comprobar si todo había sido un sueño, una ilusión alucinada o una broma de mal gusto. Nada de eso, volvió a dirigir su mirada hacia la esquina de la discordia. Y allí seguían esos pantalones de pana ensangrentados.
Pensó que quizá el miedo y su hijo ciego habían vuelto a casa.
Sombras y sombras de duda vendida asomaban por sus pobladas cejas. Escalofríos sacudieron su adormecido ser. Es posible que aquel hombre desvanecido fuera aquello que más temía y que antaño fue su razón de ser. (Hôichi)




A 500 km de distancia de aquella esquina una mujer lloraba en su cocina. Una mesa, una silla incómoda, kilos de ceniza y un tazón de café. Ella apoyaba su cabeza sobre uno de sus brazos extendidos sobre la mesa, con el otro se acariciaba el pelo. Bajo el brazo, una carta.

"...Por más que piso estas calles, no llego. Hay veces que lo hago creyendo que me dirijo a algún lugar. Otras convenciéndome de que es bueno hacerlo sin destino. Todas, sin saber qué hago, si es que algo me mueve. Si es que escapo, no sé de qué. Si voy, no sé a dónde. Y por más que busco no encuentro más que nuevos huecos en los que perderme.

Poco a poco, sin hacer a penas ruido, mis días se han rodeado de silencio y en todo espacio me conformo con el abrigo de mi sombra. Una puerta de cerradura solitaria y de la llave original pocas copias. Jornadas de puertas abiertas, muchas menos. Punto a punto sin perder el ritmo y en lo único constante que adorna mi rutina esa cerradura se hace malla, tan pefectamente diseñada que presiento llegará el día en que ni siquiera yo pueda traspasarla.

Para qué servirá tanta perfección, para qué tanto esfuerzo. Ni siquiera allí aguantaré, allí donde a pulso cavo mi sitio...de allí también querré escapar. Y posiblemente sea tarde, mucho, para admitir que sí conocía el camino al tiempo que compruebe que ese camino ya no existe...." (Aloia)


El inspector encendió pausadamente un cigarrillo, aspiró profundamente con los ojos cerrados y exhaló muy despacio el humo. Al abrir los ojos se encontró de frente con la mirada reprobadora del subinspector.
—No me jodas, Martínez, la ley antitabaco me la suda. Éste es mi despacho y si no te gusta que fume, te vas a la puta calle mientras lo hago.
Todos los días tengo que vérmelas con una caterva de tipos espeluznantes que no dudarían en cargarse a su propia madre,que menos que un cigarrito que me ayude a relajarme y pensar...
Yo esa ley me la paso por el forro de los cojones.
—Ya, inspector, como todo, lo que me jode es que el humo también me lo trago yo. Tú mátate como quieras, no es asunto mío— respondió Martínez.
— Tú y tus fundamentalismos sanitarios. ¿Conoces a alguien que por no fumar no se haya muerto? No seas gilipollas, Martínez.
— Bueno, ¿qué piensas del tipo éste? No está loco, estoy seguro. Pero el que va a terminar loco soy yo.
— Aún no ha llegado el informe del psicólogo
— Joder, el informe me lo paso yo...
— Sí, por el mismísimo forro de los cojones, ya lo sé— interrumpió Martínez cansado de oír siempre la misma coletilla.
El asunto pintaba mal. Lo único que tenían era los aparentes desvaríos de un supuesto esquizofrénico o lo que quiera que fuese, y una sola realidad tangible: un pantalón de pana ensangrentado.
¿Por dónde coger aquello?


Y ahora estoy aquí, en medio, inevitablemente inmóvil, paralizado por el pánico y la indecisión. Tras de mí, un inspector que sabe tal vez más que yo mismo, y unos pantalones de pana ensangrentados que se erigen como una acusación que no entiendo y que me obligan a huir. Ante mis ojos, una vereda que se bifurca en dos caminos, uno de ellos recto y angosto, ancho y sinuoso el otro; me aterran las angosturas, me falta el aire y mi cerebro se vuelve evanescente en un intento de huida no materializado; no me gustan las sendas que no sé a dónde conducen, me altera no ver retazos del camino que he de recorrer, y pierdo los nervios hasta el más absoluto descontrol.
¿Por dónde he de seguir? La única persona que podría ayudarme no está aquí, la única persona que podría descifrarme está a quinientos kilómetros de esta encrucijada, ¿qué hacer entonces? Debo decidir y me lo impide el pánico.

lunes, 2 de julio de 2007

Ya no sé

Poema fechado el 16 de febrero de 1987. Montaje realizado el 2 de julio de 2007. Veinte años no es nada.

Para mis amigos de Asonancia.