sábado, 5 de julio de 2008

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(Fotografia de Chayo Roig)


Mira que me gusta esa luz del atardecer

cuando regreso a casa y la vida está suspendida sobre las montañas.

Mira que le gusta a mis pies caminar descalzos dibujando huellas.

Y quedarme allá arriba en los cerros,

aprisionada por el aire que me lleva.

Soy, lo sabes, las gotas que mojan las hojas del otoño.

Y el color del musgo sobre los robles.

He ganado la libertad de ser mar sobre los árboles

y sentir en la piel todos los arco iris.

Quedarme antes diluida en la tierra,

siendo hoja o saltando las peñas convertida en riachuelo, era fácil.

Pero ahora, mi amor, lo entrego todo y regreso.

Regreso como gota pequeña de lluvia a mojar tus manos y diluirme en ellas.

Tu llamada muda es más poderosa que toda la libertad ganada.

Toqué tus labios y ahora, regresar a ti, es más que todos mis mares.

.

4 comentarios:

Pilar M Clares dijo...

Qué bonito, Celeste, ser mar para crecer a gota, "regresar a ti", delicia ser tan grande y pequeño a la vez en la esencia. Pensamiento místico.
Sigue, Celeste, no te pares. Sabía yo que esto sería un gusto.
Besazo

Aloia dijo...

Qué poco original que voy a ser....qué bonito, Celeste....y no pares, no pares(parece que copio, pero es que así lo pienso también..jajajaja). Espero que estés disfrutando de tu condición asonante!!!

Biquiños!!!

Anónimo dijo...

Toqué tus labios y ahora, regresar a ti, es más que todos mis mares.

Muy bonito, sí señora.

Celeste dijo...

Graciassssss! Me sentais muy bien!

Un abrazote grande!