que ni soñó la mano,
feliz de resolver
una sorpresa en acto
I
Me acerco en la noche,
estoy en silencio a tu espalda
y no quisiera que ninguna palabra
ocupara el lugar de mis brazos.
Permanece quieto, te pienso
mientras mis manos inician
con suave movimiento
el sinuoso baile que recorrerá tu cuerpo:
por cada palabra que nos constituye
un racimo hundido en ti
dibujará tu piel erizada.
Permanece así, te pienso
II
Encuentro simas en este lugar
que en silencio mi lengua,
perdida en salados linos,
de mar, saborea.
Tu carne me aproxima a tu carne,
mi mano se hace algodón en tus bosques
y tú estás dormido,
o me complaces con el engaño
de hacerme creer que duermes.
Sellar tus ojos con mis labios
empujar un índice al inmenso horizonte
del sexo que aproxima mi sexo
de la mano que acaricia tu lago,
piel de agua que es tuya,
y allá, aquí, como esponja empapada
piel de agua que es mía.
Al igual que en tantos instantes,
ya azulada la oscuridad,
la marisma nos halla,
el huracán nos transporta,
se abre de par en par la puerta sin tiempo.