viernes, 9 de noviembre de 2007

Hastío


Tenebrismo (Raquel Méndez)


Ante los ojos, sólo sombras. El alma deshaciéndose en jirones nominales, cheques canjeables por tristezas. La vida deshaciéndosele en lluvias infecundas. Y la muerte haciéndole el cortejo, en un frustrado juego de seducción. El peso de un inmenso hastío haciendo ceder todo bajo sus pies.

Esa noche tuvo en sus manos la muerte, redonda, blanca, diminuta y múltiple. Pese a su aparente levedad, resistió el único hilo de cordura sobre el que aún se mantenía en un frágil equilibrio casi imposible.

Venció, y sintió el pánico de lo no ocurrido. Resistió el hilo. Pudo no haberlo hecho. Y entonces se habría sumido en la nada.

Se vio a sí misma penetrando la tiniebla de la locura, sin consciencia ni miedo, ni sentimiento alguno. No era terrible, no era pavoroso, ni temible, no era NADA.

3 comentarios:

Pilar M Clares dijo...

La oscuridad del invierno, esto es un síndrome. Este turbio tiempo, impreciso. Vivámoslo.
Besos

Anónimo dijo...

Ahora he aprendido a apreciar la oscuridad y a sus hijas, las sombras, porque son parte de nosotros

Anónimo dijo...

Tienes en tus manos la vida, y escribes no es poco